
En artículos anteriores hemos tratado aspectos clave sobre la gestión preventiva en entornos de trabajo ante riesgos naturales. Hoy abordamos una cuestión crítica: las tormentas eléctricas y los episodios de gota fría (DANA) y la necesidad de incluirlos de forma explícita en los protocolos de prevención de riesgos laborales.
Estos fenómenos meteorológicos adversos, comunes en España durante otoño e invierno, generan riesgos múltiples: rayos, vientos fuertes, lluvias intensas, inundaciones y deslizamientos que afectan especialmente a actividades al aire libre (construcción, mantenimiento, agricultura, transporte). La adecuada planificación preventiva hace la diferencia entre una respuesta eficaz y una situación de emergencia.
Marco técnico y legal: INSST e INVASSAT
El INSST, a través de la NTP 1084 (2017), define los riesgos y efectos de la caída de rayos, describiendo las medidas preventivas que deben incluirse en los planes de prevención laboral, como instalación de pararrayos, protección contra sobretensiones y pautas de comportamiento ante la presencia de tormentas
Por su parte, INVASSAT en sus guías sobre riesgo eléctrico y trabajos al exterior recomienda adoptar disposiciones específicas cuando se activan alertas meteorológicas, incluyendo la suspensión temporal de tareas, uso de refugios seguros, revisión de equipamiento y formación específica dirigida al personal
Riesgos asociados y escenarios críticos
- Riesgo de impacto de rayos: trabajos en altura o zonas abiertas en número significativo están potencialmente expuestos. El protocolo debe prever interrupción inmediata ante señales como truenos o relámpagos. El INSST recomienda evacuar al primer indicio y mantenerse en refugio durante al menos 30 minutos tras el último trueno.
- Gota fría y DANA: precipitaciones extremas y rápida acumulación de agua pueden causar inundaciones y deslizamientos. En INVASSAT e informes técnicos se subraya el deber de evaluar la estabilidad del terreno, evitar zonas saturadas y adaptar las actividades al clima adverso
- Visibilidad reducida y superficie resbaladiza: lluvias intensas provocan pérdida de control en andamios, escaleras o maquinaria. Se recomienda calzado adecuado, suspensión de uso de herramientas eléctricas y rotación de personal
Inclusión en protocolos y planificación preventiva
Las empresas, de acuerdo con el artículo 14 de la Ley 31/1995, deben garantizar un entorno seguro frente a condiciones meteorológicas adversas. Los protocolos de PRL deben incluir cláusulas específicas sobre:
- Consulta previa de avisos de AEMET o servicio autonómico.
- Suspensión de trabajo en zonas abiertas cuando exista alerta naranja o roja por tormentas o precipitaciones.
- Identificación de refugios adecuados (interiores, vehículos), señalización clara y formación del personal en rutas de evacuación.
- Procedimientos claros en caso de gota fría: evaluación de drenajes, contención de superficies inundables y gestión del terreno.
- Establecimiento de circuitos de comunicación entre operarios durante la contingencia.
Conclusión
Tormentas eléctricas y gotas frías no son meras incidencias meteorológicas: son agentes de riesgo laboral que requieren una respuesta preventiva técnica, integrada en los planes y protocolos de empresa. Adoptar medidas como alertas, refugios, formación y suspensión o adaptación de tareas refuerza la seguridad y reduce accidentes.
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