
De acuerdo con una nueva investigación, los profesionales en salud mental que tratan a los niños y jóvenes con sentimientos suicidas deben referirse al “suicidio” explícitamente para asegurarse de que se sienten escuchados.
La investigación dirigida por la Universidad de Stirling identificó "un silencio en torno al suicidio" en las conversaciones entre los profesionales de la salud mental y los niños y jóvenes, y en los informes de investigación académica. El equipo descubrió que el uso del término "autolesión" para abarcar conductas suicidas podría contribuir a este silencio, al evitar la palabra "suicidio".
El estudio también sugirió que los niños y jóvenes con sentimientos suicidas generalmente no saben dónde o cómo acceder a la ayuda, y no se sienten escuchados por los profesionales de la salud.
Lynne Gilmour, de la Unidad de Investigación de Enfermería, Partería y Profesiones Afines de la Salud (NMAHP-RU) en Stirling, dirigió el trabajo, que también contó con la participación de la profesora Margaret Maxwell, Directora de NMAHP-RU, y la Dra. Nicola Ring, Profesora Asociada de la Universidad de Napier de Edimburgo.
La Sra. Gilmour dijo: "El suicidio es la segunda causa de muerte en los jóvenes en todo el mundo, sin embargo, no existe un modelo de tratamiento acordado para tratar a los que intentan o consideran el suicidio. Necesitamos escuchar a los jóvenes para poder desarrollar las intervenciones adecuadas.
"Sintetizamos los hallazgos de cuatro estudios, realizados en tres países diferentes, para establecer temas y conceptos comunes. Encontramos que, en general, los niños y jóvenes suicidas no saben dónde o cómo acceder a la ayuda; no pueden acceder directamente, y cuando ven a un profesional, a menudo no se sienten escuchados.
"También identificamos un silencio en torno al suicidio en las conversaciones que los niños y jóvenes tienen con los profesionales de la salud mental, y en la investigación académica que tenía como objetivo explorar los puntos de vista de los jóvenes. El uso del término “autolesión" para abarcar las conductas suicidas contribuye potencialmente a esta ciencia al evitar la palabra 'suicidio' ".
El equipo utilizó una metodología, conocida como meta-etnografía, que consiste en comparar sistemáticamente datos conceptuales de estudios cualitativos primarios para identificar y desarrollar nuevos conceptos, teorías y modelos generales. Permite a los investigadores combinar los resultados de los estudios cualitativos, en lugar de concentrarse en los casos individuales.
Aplicaron la meta-etnografía a cuatro estudios, realizados en tres países diferentes desde 2006, en los que participaron 44 personas de edades comprendidas entre los 11 y los 24 años. El enfoque se centró en las experiencias de los niños suicidas y en los servicios de salud mental para jóvenes.
La Sra. Gilmour agregó: "El desarrollo de modelos de tratamiento e intervenciones para apoyar a esta población vulnerable debe basarse en las opiniones y experiencias de los niños y jóvenes suicidas.
"Nuestra investigación ayudará a informar el desarrollo de dichos modelos, proporcionará información vital a los profesionales que apoyan a esta población vulnerable y actuará como base para cualquier investigación futura sobre este tema".
