
Disponer de una iluminación adecuada en el puesto de trabajo es esencial para desarrollar cualquier actividad sin riesgo. Una correcta visibilidad contribuye a prevenir caídas, errores en tareas que requieren precisión, accidentes con maquinaria, deslumbramientos o choques con objetos inmóviles.
Los niveles adecuados de iluminación se recogen en el Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo.
Niveles mínimos de iluminación según la actividad
Zona o parte del lugar de trabajo |
Nivel mínimo de iluminación (lux) |
Tareas con bajas exigencias visuales |
100 |
Tareas con exigencias visuales moderadas |
200 |
Tareas con exigencias visuales altas |
500 |
Tareas con exigencias visuales muy altas |
1.000 |
Áreas o locales de uso ocasional |
50 |
Áreas o locales de uso habitual |
100 |
Vías de circulación de uso ocasional |
25 |
Vías de circulación de uso habitual |
50 |
Estos niveles deberán duplicarse cuando concurran las siguientes circunstancias (según el Anexo IV del RD 486/1997):
- En áreas o locales de uso general y vías de circulación donde existan riesgos apreciables de caídas, choques u otros accidentes.
- En zonas donde se realicen tareas que, ante un error de apreciación visual, puedan suponer un peligro para la persona que las ejecuta o para otras. También cuando exista bajo contraste de luminancia o color entre el objeto y el fondo.
¿Sabías que la edad también es un factor de riesgo?
Los valores mínimos de iluminancia establecidos en el RD 486/97, deben entenderse como puntos de partida, no como estándares inamovibles (tal y como recomienda la UNE EN 12464). En el caso de personas trabajadoras mayores de 50 años, cuya capacidad visual suele verse reducida con la edad, es recomendable incrementar la iluminancia en un paso de escala. Por ejemplo, si una tarea como la lectura o la escritura requiere 500 lux, para personas de más edad el nivel mínimo debería elevarse a 750 lux. Esta adaptación no solo mejora el confort visual, sino que contribuye a reducir errores y a mantener la productividad y la seguridad en el entorno laboral.
Consecuencias de una iluminación deficiente
No contar con una iluminación adecuada puede afectar negativamente a la salud, provocando:
- Aumento del estrés y la fatiga
- Dolores de cabeza
- Visión borrosa u ojos secos
- Dificultad para enfocar pantallas o tareas detalladas
- Disminución de la concentración y productividad
- Mayor riesgo de accidentes, especialmente en trabajos con máquinas
Medidas preventivas recomendadas
- Aprovechar la luz natural mediante la instalación de ventanas u otros elementos arquitectónicos.
- Sustituir bombillas fundidas y mantener limpias las luminarias.
- Realizar revisiones periódicas del sistema de iluminación.
Contar con una buena iluminación en el puesto de trabajo no solo mejora la seguridad: aumenta la productividad, favorece la concentración, reduce la fatiga visual y mejora el bienestar general.
En OTP realizamos mediciones de iluminación en centros de trabajo para asegurarnos de que las condiciones lumínicas cumplen con la normativa y protegen la salud de las personas trabajadoras.
Porque en OTP creemos que La Salud es +.
María García-Ballesteros Pardo
Técnica Intermedia en Prevención de Riesgos Laborales – OTP Torrejón

Impulsamos la prevención de riesgos laborales y ayudamos a fomentar el bienestar, la seguridad y salud de las personas en las organizaciones. #PRL #SST