
Cada 7 días muere una persona trabajadora en España por una caída desde una cubierta. Además, una de cada tres caídas mortales en altura tiene su origen precisamente en este tipo de superficie, según datos del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST).
Lo más alarmante es que estas muertes no ocurren en grandes obras ni en entornos de alta complejidad. Muchas veces suceden durante tareas rápidas y aparentemente simples: mantenimiento de instalaciones, revisiones, colocación de equipos o pequeñas reparaciones. Acciones que se llevan a cabo sin planificación, sin medios de protección adecuados y, con frecuencia, sin formación específica.
Desde OTP queremos insistir: trabajar en cubiertas implica un riesgo real, grave y perfectamente evitable. La prevención no puede improvisarse.
Cubiertas: un entorno con más peligros de los que aparenta
Aunque desde el suelo muchas cubiertas no parezcan una amenaza, su acceso sin autorización, las superficies frágiles o la falta de señalización de zonas peligrosas las convierten en espacios de altísima siniestralidad.
En muchos accidentes, no se habían previsto medidas colectivas, no se utilizaban EPIs adecuados o directamente no se había realizado ninguna evaluación de riesgos. En otros casos, las personas trabajadoras no habían sido informadas ni formadas para intervenir con seguridad en altura.
La seguridad empieza antes de subir
Cualquier intervención en una cubierta debe estar planificada y justificada. No es suficiente con tener medios a disposición: hay que aplicarlos correctamente.
Siempre que sea posible, deben instalarse protecciones colectivas: barandillas, redes, líneas de vida horizontales o cubriciones temporales. Son la primera barrera, la más eficaz, y la única que no depende del comportamiento individual.
Si no es viable una protección colectiva, se debe recurrir a EPIs anticaída: arnés, sistemas de anclaje certificados, líneas de vida y dispositivos anticaídas con absorción de energía. Pero estos equipos requieren algo más que llevarlos puestos: deben revisarse, mantenerse, utilizarse correctamente… y acompañarse de formación práctica.
Planificar, formar, coordinar: las claves que salvan vidas
Si el trabajo lo realiza una empresa externa, la coordinación de actividades empresariales (CAE) debe garantizar que esa intervención se desarrolla bajo las mismas condiciones de seguridad que si fuera personal propio. Supervisar no es opcional: es parte de la responsabilidad.
Sin olvidar que:
- Toda intervención en cubiertas debe estar autorizada, planificada y supervisada.
- Es esencial designar responsables, identificar riesgos y definir las medidas antes de acceder.
- La formación práctica y específica en trabajo en altura es obligatoria.
En OTP ayudamos a reducir riesgos, no a asumirlos
En OTP acompañamos a las empresas que no quieren dejar su prevención en manos del azar. Evaluamos riesgos, asesoramos en medidas de protección colectivas e individuales, formamos al personal y ayudamos a implantar procedimientos seguros y realistas.
Porque ninguna revisión, reparación o mantenimiento vale una vida.
La Salud es +

Impulsamos la prevenci贸n de riesgos laborales y ayudamos a fomentar el bienestar, la seguridad y salud de las personas en las organizaciones. #PRL #SST