En el contexto de las condiciones climáticas difíciles como la nieve, el hielo y las bajas temperaturas, es fundamental adoptar medidas proactivas para asegurar un entorno de trabajo seguro. Estas condiciones no solo pueden obstaculizar la ejecución de ciertas tareas, especialmente al aire libre, sino que también representan un desafío para los desplazamientos relacionados con el trabajo.
La creación de un ambiente de trabajo seguro es una responsabilidad conjunta de empleadores y empleados. Adaptar el entorno laboral para enfrentar condiciones extremas, como el frío intenso, es tan crucial como lo es durante las olas de calor. Por lo tanto, las empresas deben implementar medidas y directrices específicas para mitigar los riesgos asociados a estas condiciones adversas.
Derechos y deberes de los empleados
Frente a la falta de medidas de seguridad adecuadas o la ausencia de información por parte de la empresa sobre cómo actuar en estas situaciones, la Ley de Prevención ampara a los trabajadores, permitiéndoles abstenerse de realizar tareas que pongan en peligro su bienestar físico.
Es importante destacar que, ante eventos climáticos severos, los empleados no pueden ser sancionados por no acudir a su lugar de trabajo, siempre que este impedimento sea verificable a través de fuentes oficiales como la AEMET o la DGT. Sin embargo, según el convenio colectivo, Estatuto de los Trabajadores o contrato laboral establecido, los trabajadores pueden tener que recuperar estas horas no trabajadas.
El rol de los representantes de los trabajadores
Los representantes de los trabajadores, especialmente los delegados de prevención, juegan un papel clave al solicitar la creación de protocolos de actuación para condiciones de invierno extremas. Estos protocolos deben contemplar tanto las acciones preventivas como las medidas concretas a seguir en caso de ser necesarias.
Medidas preventivas y protocolos de actuación
Las medidas que pueden formar parte de los protocolos de actuación, incluyen:
- La promoción del teletrabajo para evitar desplazamientos innecesarios.
- La adaptación de la organización del trabajo en función de las condiciones climáticas, cancelando o posponiendo actividades al aire libre.
- La provisión de equipos de protección individual adecuados, como ropa térmica y calzado especializado para nieve y hielo, asegurando así la realización segura de las tareas indispensables.
- La formación adecuada para el personal en el uso y manejo de equipos necesarios para su labor en estas condiciones, incluyendo protocolos de actuación en caso de emergencias.
Ante la inminencia de condiciones climáticas adversas, cabe adoptar un enfoque proactivo para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores.