
La realidad demográfica de Europa está cambiando: las personas trabajadoras mayores de 55 años representan un porcentaje cada vez más significativo de la fuerza laboral. Esta evolución tiene consecuencias directas sobre la salud en el trabajo y plantea retos importantes en términos de prevención de riesgos laborales. El envejecimiento no solo implica más años, sino también una transformación progresiva de las capacidades físicas, sensoriales y cognitivas que influyen directamente en la seguridad y el bienestar dentro de los entornos laborales.
A medida que las personas envejecen, aumentan ciertos factores de vulnerabilidad frente a lesiones musculoesqueléticas, enfermedades crónicas o situaciones de fatiga acumulada. Estos aspectos no pueden abordarse desde una prevención genérica. La adaptación de los entornos de trabajo a las características propias de una plantilla más madura es una necesidad urgente si queremos proteger la salud, prolongar la vida laboral activa y fomentar un entorno laboral inclusivo y sostenible.
¿Qué implica tener una plantilla que envejece?
El principal cambio no es solo la edad cronológica, sino las nuevas necesidades físicas, cognitivas y organizativas que conlleva. Las empresas que no se anticipen a este fenómeno verán afectada su productividad, aumentará el riesgo de accidentes y se incrementará el absentismo o las bajas por enfermedad.
Las condiciones de trabajo diseñadas sin tener en cuenta los cambios relacionados con la edad —como la disminución de la agudeza visual, auditiva, fuerza física o tiempos de recuperación más largos— pueden aumentar la probabilidad de siniestros laborales y reducir la capacidad para mantenerse en el puesto de trabajo de forma segura.
Prevención adaptada: una necesidad real
En OTP creemos firmemente que la prevención debe adaptarse a las personas, no al revés. Por eso, proponemos una mirada más personalizada hacia los factores de riesgo, teniendo en cuenta variables como la edad, la carga de trabajo y el entorno psicosocial.
Algunas estrategias efectivas incluyen:
- Rediseñar tareas que requieran menos esfuerzo físico o repetitivo.
- Implementar pausas activas o cambios posturales más frecuentes.
- Mejorar la iluminación, señalización y accesibilidad en los espacios de trabajo.
- Fomentar la formación continua, también en materia de seguridad y salud laboral.
- Diseñar políticas de salud laboral integradas, con enfoque en la prevención de enfermedades crónicas.
No se trata solo de salud: se trata de valor
Las personas trabajadoras de mayor edad no son una carga: son un activo estratégico. Aportan experiencia, estabilidad, compromiso y conocimiento. Apostar por su bienestar y permanencia activa en condiciones seguras es también una inversión en cultura organizacional y retención del talento.
¿Qué puede hacer tu empresa?
Desde OTP aplicamos una metodología basada en la evaluación técnica, la ergonomía, la formación y la mejora continua de las condiciones laborales para garantizar entornos seguros para todas las edades. Además, realizamos vigilancia de la salud específica, centrada en la prevención y detección de enfermedades propias de la madurez en hombres y mujeres.
La Salud es +

Impulsamos la prevención de riesgos laborales y ayudamos a fomentar el bienestar, la seguridad y salud de las personas en las organizaciones. #PRL #SST